Volver al «origen», su sitio… «su casa». Este ha sido el leitmotiv a la hora de diseñar el proyecto.
Conocer a Santiago Pedraza y Carmen Carro ha sido esencial para emprender este viaje culinario por tierra y mar.
Este local de más de 500m2 en pleno barrio de Salamanca, tres plantas a diferentes alturas y dos patios, es la unión de la cocina tradicional y de producto.
Se rescata la esencia de la «taberna de toda la vida».